Un consejo que te doy

Una reflexión personal en torno a las dificultades de ser fotógrafa en una sociedad patriarcal que invisibilidad a las mujeres.

Me duele la maldita regla, me quedan 40€ en la cuenta, vamos que no tengo un duro y todavía falta más de medio mes para que acabe este agosto caluroso. Todo el mundo está de vacaciones, menos las precarias pluriempleadas que además somos fotógrafas vocacionales, esas que estamos dándolo todo por el arte, por nuestra auto-realización, por construirnos un futuro laboral dentro de la fotografía, donde seguro que se nos reconoce todo nuestro esfuerzo. O no. Ser mujer y fotógrafa es un acto revolucionario en toda regla, la misma que tiene a mis ovarios en pie de guerra.

Yo realmente quiero hacer un artículo sobre la plataforma No Sin Fotógrafas, una iniciativa muy interesante que realmente requiere hablar de ella desde sus bambalinas. Me interesa, sobre todo, su proceso de gestación. Pero no puedo evitar tomármelo como algo personal, es más, ¿de qué otra manera, si no es desde lo personal, puedo construir una reflexión sobre un tema que me interpela directamente, que me afecta en cuerpo y alma?

“El lenguaje es una piel. Yo froto mi lenguaje contra el otro (…)” dice Roland Barthes. Tengo que reconocer que escribir me resulta incómodo, pero creo que esa incomodidad es lo que más me atrae. Escribir es tomar una dirección y darle sentido. Con la escritura siento vértigo, seguramente es por mi ignorancia del medio, lo reconozco. Escribiendo me siento una impostora, invadiendo un mundo que controlo poco, quizá por eso a veces escribo desde la emoción. Es casi como si escribiera al dictado, pero eso hace que me pierda en el bosque literario y normalmente no se salir. Esta es una de esas veces.

En el instituto no era buena estudiante, faltaba mucho a clase y los profesores se enfadaban conmigo. Es algo que nunca he llegado a entender, no era mi culpa que sus clases fueran una mierda y fueran aburridas hasta para ellos. Recuerdo a un profesor de lengua y literatura, que curiosamente fue quien me enseñó a revelar fotografías por primera vez; eso sí que se lo tengo que agradecer. Era un tipo con mucho éxito, no era guapo pero ya sabemos que eso solo es imprescindible para las mujeres. Este profesor resultaba muy atractivo, un tipo culto que hacía teatro y también era fotógrafo. Vamos, una maravilla de hombre, a mi madre le encantaba. Un día en clase me dijo, “Débora, tu nombre realmente no va con “b”, deberías escribirlo con “v”, es un consejo que te doy”. Lo que más me enfadó, fue ese “..consejo que te doy”. Yo flipaba; me lo decía un tipo que se hacía llamar “Juande”. “Me alucina que un profesor de lengua me diga que mi nombre se escribe como el verbo devorar”, le dije, “mi nombre lo escribo como me da la gana”. Por supuesto me suspendió, él siguió siendo un tipo muy atractivo y con mucho éxito y yo tuve mi primer contacto consciente con el paternalismo.

El paternalismo es un método muy eficaz de vaciarte de poder, un ninguneo en toda regla y además desde las buenas intenciones: “te lo digo por tu bien” o un simple “confío en ti” o “sé que tú lo puedes hacer”. He vivido muchas veces ese fraternal apoyo, aparentemente desinteresado, pero que en la práctica real, significa ponerte en evidencia mostrando fragilidad o siempre en un constante estado de aprendiz de algo.

El paternalismo es un machismo que siembra la duda sobre tu capacidad y tu profesionalidad. Solo basta una frase de un hombre blanco y de clase media y te han dejado con las bragas al aire. A partir de ese momento, tú vales porque él te recomienda. Pero con eso, a la vez, usurpa todos tus conocimientos y se los apropia. De pronto eres invisible y el protagonismo es de otro. Quiero decir, nuestro trabajo es bueno y está bien hecho porque un hombre nos lo aprueba. Es algo que he vivido bastantes veces en el mundo de la fotografía y no lo soporto.

Hubo un tiempo que trabajaba de dependienta en una conocida tienda de venta de material fotográfico. Cuando atendía a fotógrafos, fotografitos y fotografazos la desconfianza era lo habitual y entonces yo me masculinizaba: les respondía –evidenciando de forma exagerada–, no solo que yo sabía muchísimo, si no que ellos eran unos auténticos ignorantes. Entonces me veían como la Ángela Merkel de la venta fotográfica y me adoraban incondicionalmente, pero para eso yo tenía que ser agresiva, viril, que me vieran como un igual, como un hombre.

Los hombres, en general, no confían en las mujeres. De hecho, ellos realmente solo confían en otros hombres y nosotras siempre estamos en tela de juicio, intentando demostrar nuestras capacidades como en una constante reválida. Lo cierto es que la única competencia de un hombre es otro hombre, más joven, más fuerte o con más pasta.

“A los hombres les gustan los hombres. Nos explican todo el rato cuánto les gustan las mujeres, pero todas sabemos que no son más que palabras. Se quieren entre hombres. Se follan unos a otros a través de las mujeres, muchos de ellos piensan en sus amigos mientras la meten en un coño”. (1)

Como fotógrafa el mundo laboral es un campo de batalla, no solamente tienes que rendir más, lidiar con la invisibilidad, no cometer errores pues la lupa con la que te vigilan es enorme; sino además mantener a raya tus propias inseguridades. Quiero decir, nuestro trabajo siempre es cuestionado, pues a nivel social, familiar y político se nos recuerda continuamente que nuestra naturaleza es la del cuidado y el hogar. No estamos capacitadas para coger una cámara y hacer fotos, no seremos lo suficientemente buenas; nunca es suficiente. Pero la realidad es que trabajamos lidiando en dos mundo, con todo lo que ello implica.

“A las condiciones de precariedad propias de la industria cultural, (…) las artistas debemos añadir la presión de un trabajo vocacional idealizado, en el que aplicamos el grado máximo de autoexplotación y que nos lleva a adoptar el trabajo como una forma de vida y nuestro propio cuerpo como un territorio más de nuestro «proyecto»: ningún esfuerzo es suficiente, nada es bastante por nuestra carrera (posponer o renunciar a la maternidad, no tener tiempo y/o espacio propio, no atender a nuestra familia, amigas/os o pareja, acumulando con ello una gran frustración que nace del choque entre nuestra educación para el cuidado y nuestro trabajo….)” (2)

Soy profesora de fotografía, con un contrato de asociada precario en la facultad de bellas artes de Barcelona desde hace ya casi diez años y la mayoría de alumnxs que he tenido y tengo son mujeres. Pero ¿dónde van a parar todas esas mujeres que acaban sus estudios? Años de carrera, masters, cursos especializados y mucho tiempo y dinero entregados. Mujeres muy preparadas que cuando tienen que acceder al mundo laboral y artístico, desaparecen. Tenemos mínima presencia en las exposiciones, charlas, conferencias o cursos; tampoco accedemos a los concursos ni como ganadoras, ni como jurado y menos aún a los puestos de dirección de los espacios fotográficos y/o artísticos.

Nuestra invisibilidad tiene una relación directa con el menosprecio, por lo menos yo no me lo puedo tomar de otra manera, no tiene que ver con la calidad, ni con la profesionalidad, que es la respuesta habitual. Cada vez que se hace un festival, una charla o cualquier actividad fotográfica y la presencia de fotógrafas es mínima, nos menosprecian y además perpetúan nuestra invisibilidad y nuestra precariedad. Es imposible acceder a un mundo que no te contempla, ni te reconoce. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen.

A finales de mayo, me invitaron a un grupo privado de facebook, “No Sin Fotógrafas”, donde comenzaban a discutirse las bases de un compromiso iniciado por algunos fotógrafos para no ser partícipes y cómplices de una dinámica patriarcal que invisibiliza a las mujeres fotógrafas.

“Inspirada en la plataforma ‘No Sin Mujeres’ del contexto académico, #NoSinFotografas es una iniciativa de personas del ámbito de la fotografía que asumen individualmente el compromiso público de no participar como ponente en ningún evento fotográfico (debates, mesas redondas, jurados de concursos y cualquier otro evento relacionado con la fotografía en el que participen como invitados u organizadores) de más de dos ponentes donde no haya al menos una mujer en calidad de experta.” (3)

La plataforma la firman unos 266 fotógrafos y la apoyan 399 fotógrafas y colectivos, un compromiso público que pretende romper dinámicas de poder, pero además reclamar que se haga efectiva la ley de cuotas.

No Sin Fotógrafas es un grupo mixto. Es interesante y muy alentador que la iniciativa parta de un grupo de fotógrafos, pues eso implica que la conciencia del problema no es solo nuestra. Pero sobre todo significa que se empieza a ver una reflexión muy necesaria, aunque parta, de momento, desde unos pocos hombres, en torno a las actitudes machistas, conscientes o inconscientes, que perpetúan los mecanismos de opresión y refuerzan el sistema patriarcal en el que vivimos.

Los debates generados en el proceso de construcción de la plataforma evidenciaban todas esas dudas. ¿Cómo actuar sin caer en el paternalismo? Pues no es una iniciativa para ayudar a las pobrecitas fotógrafas, es un compromiso y una conciencia para cambiar un sistema injusto. ¿Cómo medir esa competitividad que hace a los hombres ser siempre protagonistas? Esta cosa bélica de sacar mucho pecho y que el camino a seguir no corra el peligro de que todo quede en un lavadito de cara y buenas intenciones. ¿Cuál es el papel de las fotógrafas colaboradoras? Ayudar en la organización, marketing y comunicación de la plataforma pero sin ser portavoces de una iniciativa que es de ellos. Respetando por parte de los fotógrafos ese perfil bajo para evitar personalismos. De todo esto debatíamos antes de hacer la presentación de la plataforma, coincidiendo con el cartel de Photoespaña, que tenía tela marinera, pues la presencia de mujeres era de risa.

En esa lista –bastante grande–, los fotógrafos comprometidos, parece ser que están dispuestos a no participar en eventos fotográficos si no se cumple un mínimo de presencia de mujeres fotógrafas.

Firmar en esa lista significa el compromiso de perder los privilegios de su condición de hombres fotógrafos; no es un acto de caridad, como hacer una vez al año la panera solidaria. Firmar significa querer cambiar el sistema. Y sospecho que en esa lista hay más un impulso de buena intención que no una verdadera conciencia.

Los hombres tienen que hacer un gran ejercicio de reflexión, tienen que cuestionar sus propias rutinas, reconocer esas actitudes machistas, esas fisuras que aparecen en su día a día, con tu pareja o tu jefa, follando o no fregando la taza del water. Estoy agotada de esos hombres encorsetados emocionalmente que no son capaces de empatizar; no soporto ese egoísmo patriarcal del que lo tiene todo a su favor. Para que exista una igualdad no solo es suficiente una ley de cuotas y buenas intenciones; las mujeres necesitamos que cambiéis.

Y después está el tema de la imagen, ¿qué y cómo fotografiamos? Me preguntaba cuántos fotógrafos de esta lista tienen trabajos fotográficos donde el cuerpo de la mujer aparece cosificado, como un florero con coño y tetas follable. Y no me refiero a un desnudo, pues eso en sí es algo muy bello y natural; es esa mirada masculina del deseo, su narrativa, donde se cosifica, que es, además, lo más aburrido y rancio que hay en este mundo. Si algo no ha evolucionado nada es ese imaginario. Yo les pregunto a mis amigos fotógrafos, ¿qué os excita, vernos sometidas? No tengo respuesta, ni lo saben, ni lo piensan, solo disfrutan con su excitación. ¿Qué mal hacen si siempre ha sido así?

Entiendo la imagen no tanto como la representación de una realidad, sino más bien como su construcción; la imagen ficciona, manipula, interpreta y condena. En tanto que en el lenguaje, como medio de comunicación, siempre es significativa. ¿Qué responsabilidad tenemos con respecto a las imágenes que realizamos? No dejan de ser un mecanismo de poder que perpetúa miradas colonizadoras, no solo en la sexualización constante de nuestros cuerpos, sino también favoreciendo un sistema capitalista que discrimina la diferencia, en términos de género, clase y raza.

“En el fondo la fotografía es subversiva y no cuando asusta, trastorna o incluso estigmatiza. Si no cuando es pensativa”. (4)

Me interesa la fotografía que contempla ese pensamiento subversivo de nuestras miradas, pues representa una resistencia a esos regímenes de verdad que nos esclavizan de la manera más sibilina, asumiendo que esto es lo que hay, que esa es la verdad y la verdad no es discutible.

Quería hacer un artículo sobre la plataforma No Sin Fotógrafas pero me ha salido un quejío de lo más hondo.


(1) Despentes, Virginie: Teoría King Kong

(2) Ruido, María: Mamá, quiero ser artista! Apuntes sobre la situación de algunas trabajadoras en el sector de la producción de imágenes, aquí y ahora.

(3) #NoSinFotógrafas

(4) Barthes, Roland: La cámara lúcida

Nota: las opiniones y reflexiones reflejadas en la serie de contenidos “Hablando en plata” corresponden única y exclusivamente al autor o autora de cada uno de los artículos, con total independencia de la línea editorial del medio.

25 Responses

  1. Débora, hermana, como miembro macho blanco cisgénero de la especie, y de la subespecie fotográfica, concuerdo, comparto y sororizo con lo que expones.

    Llevo muchos años intentando ser cada día mejor feminista, aunque sólo fuera por esto, aplaudo la pertinencia que no dudo para muchos resulte precisamente impertinente.

    Les diría que empiecen por no olvidar a las maestras. Cameron, Abaitua, Bourke-White, Modoti Cunningham, Lange, Taro, Silverston, Morath, Franck, Arbus, Meiselas, Leibowitz, Maier, Garcia Rodero; a bote pronto son los nombre que me salen sin estrujarme más la memoria.

    Y que vuelvan a releer tu texto y sigan reflexionando; Aurora Fierro y la COVER.

    A no olvidar que en la parte de diseño y producción de la cacharrería, como no también asunto macho, no faltan grandes mujeres. Sherry Krauter es una buena muestra.

    http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2018/08/sherry-krauter-experta-de-talla-mundial.html

    Salud y saludos.

    1. Gracias Javier por acompañarnos en la lucha, siendo consciente de nuestras rutinas. Un saludo!

  2. Tema muy peliagudo!. Podría decirte que estoy de acuerdo en todo lo que expones. Pero también que como hombre he vivido muchas de esas situaciones de infravaloración, tanto perpetradas por hombres como por mujeres.

    Quizás mas del 90% de los directivos, personas con poder de decisión, “jefes” en definitiva. Vinculados a mi trabajo como fotógrafo, son mujeres. Que en su mayoría realizan un trabajo magnifico y a menudo motivador.

    Algunas veces he podido sentir motivaciones sexuales hacia mi, tanto en mujeres como en hombres. Cosa que en principio podía ser favorecedora, pocas veces lo era. Llegando a ser agobiante en algunas ocasiones.

    Creo que demasiadas veces podemos llegar a confundir “machismo” con una simple y llana situación de poder, que probablemente se producirá independientemente del genero.

    Aborrezco el machismo, al igual que la xenofobia y otras lacras discriminatorias. Pero no creo que el feminismo sea un camino valido. Quizás necesario en su momento. Sin duda, para mi la solucion esta en cambios globales profundos en un sistema caduco.

    Saludos

    1. Hola Tolo, el poder no es un ente abstracto, se proyecta y actúa a través del sistema patriarcal, por eso nos discrimina, no es independiente del género, como no lo es ni de la raza, ni de la clase. Pero en esa jerarquía las mujeres siempre pringamos. Por otro lado, el feminismo es el camino válido hacia la igualdad entre hombres y mujeres, una lucha absolutamente necesaria.
      Un saludo

  3. Hola Débora, ¿no será que tu profesor de lengua se atrevió a darte un consejo porque era precisamente tu profesor y tú su alumna? A lo mejor no se mereció la respuesta que le diste. A mí me dijo mi profesora de lengua –profesora que también era bastante atractiva– que me había ido por los Cerros de Úbeda en un comentario de texto y no se me ocurrió decirle que yo me voy adonde me da la gana.

    Soy hombre, mido 1,80, guapo (al menos eso decía mi madre), razonablemente simpático y además me gusta tanto la fotografía que he dedicado muchos años de mi vida a formarme y a trabajar como un energúmeno en proyectos personales (demostrable a quien lo solicite) sin que nadie me haga ni puñetero caso ni a mí ni a mi obra. Y es que cuando me cansé de echarle la culpa a unos y a otros, me di cuenta de que a lo mejor no era tan bueno como pensaba.

    Cameron, Abaitua, Bourke-White, Modoti, Cunningham, Lange, Taro, Silverston, Morath, Franck, Arbus, Meiselas, Leibowitz, Maier, Garcia Rodero… El firmante del comentario de más arriba, Javier Izquierdo, me ha hecho el favor de no estrujarme la memoria, aunque a poco que me esforzara hallaría, aparte de estas, muchas más mujeres que creyeron en sí mismas y que resultaron ser tan buenas como pensaban cuando decidieron seguir la tortuosa senda de la fotografía.

    A lo mejor no influye tanto la discriminación (que no digo yo que no la haya), el paternalismo (en el sentido que tú lo expresas) o el simple hecho de ser o no ser mujer en que uno triunfe en este mundo. Es posible (no, estoy seguro) que en el triunfo personal y artístico, más que de esos factores, dependa de calidad intrínseca de las propuestas.

    A lo largo de mi vida, que ya va siendo larga, he asistido al triunfo de muchas mujeres de mi entorno y generación (y de hombres también), y al fracaso de muchos hombres (y de algunas mujeres también), y por más que lo pienso, se pueden contar con los dedos de la mano los casos en los que he visto algún tipo de discriminación clara entre géneros.

    A lo mejor es que estamos tan institucionalizados en el machismo que no vemos más allá de nuestras narices. O a lo mejor no es tan grave como lo pintas.

    Una cosa más para terminar, a unos hombres les gustan los hombres y a otros muchos las mujeres, y no solo porque tengan tetas y coño.

    No seamos tan simples

    1. Aupa, Antonio, aquí el arribafirmante. Encantado de haber cumplido con la función de haber sido tu documentalista. Qué le vamos a hacer, Kertesz también creía que no se le daba la suficiente importancia a su obra. Como también tengo algun galón comisarial, de medio pelo, ojo, pero con un poco de seo… si tienes una larga obra no reconocida y o inédita con potencial a lo Maier, quizá podríamos llegar a un acuerdo al cincuenta por ciento por menear el asunto.

      Sin duda mejor respuesta hubiera sido que desde los cerros de Úbeda se atisba mejor como sale el sol por Antequera y así, triangulando como un buen telémetro, todos los caminos conducen a Roma. Sinergias hipervinculadas que de carambola llevarían a aprobar además de lengua, latín, historia y geografía.

      No sé si será por mi uno noventa pero yo llevo viendo institucionalizada la discriminación toda la vida. Da vértigo la perdida de privilegio, pero no era que los hombres valientes y con todos los atributos no tenemos miedo…

      Salud y saludos.

      1. Hola Javier, pues mira, no estaría mal lo de airear la obra, seguro que se vería más de lo que se ve ahora.
        No se si la respuesta que me propones hubiese sido la más adecuada, desde luego más imaginativa que la callada que le di a la profesora, además tanto Úbeda como Antequera me cogen cerca, se me podía haber ocurrido de no ser tan espeso.
        Sobre la discriminación es cierto que no he visto muchos casos concretos y reseñables o que hayan dejado huella en mi memoria, quizá algún exceso que otro de testosterona, más biológico que cultural, pues no dejamos de ser animales, incluso las mujeres.
        Y sí, hombre, claro que somos valientes, superaremos la pérdida de privilegios, sin lugar a dudas. Un cordial saludo.

    1. Hola Jesús, podemos discutir muchos matices, pero si algo tiene este articulito, ¡es cordura!.
      Un saludo

  4. No me reconozco en ningún punto de ese artículo y aunque es cierto que tengo conocidos y conocidas que son machistas, en general, si pienso en mis amigos, tampoco les reconozco a través de este artículo.

    Soy fotógrafo, en tres días tengo un viaje con sesión de fotos, el equipo lo forman 10 personas, mi asistente y yo somos hombres, el resto son mujeres; salvo 2 que no conozco, las demás son compañeras de trabajo y amigas (periodista, estilista, producción, personaje, maquillaje, peluquería). Trabajamos todos juntos y lo pasamos fenomenal.

    Débora, no pongo en duda tus malas experiencias, solo deseo que cambie tu suerte, porque allí fuera hay de todo, también de lo bueno.

    1. Hola Zas, no tiene que cambiar mi suerte, pero gracias, lo que tiene que cambiar es la estructura patriarcal que nos discrimina. No es algo caprichoso, es un sistema que es injusto para las mujeres.
      Un saludo

  5. Hola Antonio, es curioso que comienzas tu respuesta a mi artículo de opinión defendiendo a un hombre y sigo pensando lo mismo, los hombres creen en los hombres, por supuesto entre la visión de un profesor y la mia, gana el profesor. Y lo comparas con la crítica que te hizo una profesora por un comentario de texto donde te fuiste por los cerros de Úbeda, tienes razón yo tampoco le hubiera respondido así a tu profesora. Pero resulta que mi profesor, estaba hablando sin que nadie se lo pidiera, de mi nombre, que además está así inscrito en el registro civil y de la misma manera le aparecía en la lista de nombres de los alumnxs registradxs en su clase. Perdona, pero lo vuelvo a decir, mi nombre lo escribo como me da la real gana. No es un comentario de texto donde no he controlado la manera de expresarme o su contenido, es mi identidad, mi nombre. Me parece perfecto que prefieras pensar que un profesor siempre tiene la razón, pero yo en ese momento aprendí lo que era el paternalismo.
    En el artículo hablo de una realidad, que me afecta por ser mujer, no hablo de mis ganas de triunfar, pues no las tengo, yo simplemente quiero tener las mismas oportunidades que un hombre de conseguir un trabajo. En mi caso, es en el medio fotográfico pero es algo que ocurre en todos los campos. A través de mi, hablo en boca de todas las mujeres. No es algo que reclame para mi, no es una queja caprichosa, es una denuncia de algo que es real. Pero además no lo digo yo, es tan obvia la discriminación que padecemos las mujeres que el gobierno estableció la ley de cuotas para poder revertir esa injusticia de alguna forma ( LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.). En el artículo hablo de la plataforma No sin fotógrafas, una iniciativa de hombres fotógrafos que son conscientes de esta realidad y la quieren cambiar y eso es absolutamente maravilloso. Tenemos una carga cultural que no nos deja ser consciente de los micromachismos, de esas rutinas que perpetuan roles o discriminaciones, debemos ser consciente de esa carga y cambiarla. Necesitamos la ayuda de los hombres para dejar de ser discriminadas. Eso es lo que digo en mi artículo de opinión, me sorprende que ofenda tanto, que se sienta como una amenaza, pero en realidad es un grito de ayuda. Eso desde luego no tiene nada de simple. Simple me ha parecido tu reflexión que, con todo el cariño, se queda en la superficie de la anecdota, la realidad que se ve desde el ombligo propio y una defensa absurda a un profesor que, lo creas o no, se equivocó.
    Virginia Woolf decía que “durante la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer”, me nombras toda una serie de fotógrafas pero quizás deberías revisar la historia que hay detrás de muchas de ellas y lo dificil que lo tuvieron en su trabajo o para ser reconocidas. La construcción de la historia también la hacen los hombres y muchas mujeres, en todos los ámbitos, no sólo en el medio fotográfico, han sido invisibilizadas o directamentes tuvieron que adoptar un seudónimo masculino para poder trabajar. Como ejemplo Robert Capa.
    Escribir significa mostrarse de alguna manera al otro, Foucault decía que escribir nos hace libres, pero más libres seremos si tenemos consciencia. Mi texto es un quejío, pero también un intento de haceros reacciónar, no podemos cambiar este sistema sin vuestra ayuda, la ayuda de los hombres evolucionados.
    Un saludo Antonio

    1. Gracias, Débora, por aclararme algunas ideas de tu artículo que me parecieron directas y contundentes como un puñetazo en la mandíbula. En mi defensa te reitero que en mi comentario defendía al profesor y no al hombre. No critico que rebatieras su postura en relación a tu nombre, sino la actitud de la defensa. Pero veo que en ese aspecto no alcanzaremos un acuerdo.

      Entiendo cuando hablas de la realidad que te afecta por ser mujer, aunque te parezca que no alcanzo hasta ese punto. Digo lo que digo en mi comentario porque me crié en una casa donde la que partía el bacalao era mi madre, y no solo en la cocina. Tenía el carácter y las ideas suficientes para que mi padre y ninguno de sus cinco hijos cuestionáramos su liderato.

      Y mis tres hermanas nos dan varias vueltas a mi hermano y a mí en muchas cosas. Más que ver una amenaza en el predominio femenino de mi casa, lo he visto siempre como una bendición que me ha hecho muy agradable y facilitado mucho la existencia.

      Créeme cuando te digo que triunfar en la vida no es para mí que mi nombre ocupe un lugar privilegiado en la historia de la fotografía. Triunfar es ganarme la vida dignamente en aquello que me gusta, en eso sí estamos de acuerdo. Pero en mi caso no ha podido ser, y lo asumo y acepto.

      Conozco la vida de las fotógrafas citadas y la de muchos otros fotógrafos que tampoco lo tuvieron nada fácil. “No sin fotógrafas”. Pues claro, faltaría más. No me imagino el mundo de la fotografía ni ningún otro mundo sin las mujeres; yo mismo cuento entre mis referentes a fotógrafas de la talla de Tina Modotti o Sally Man, de esta última me gusta todo, hasta sus paisajes, por si a alguien le da por pensar en modo retorcido.

      Lamento mucho que mi reflexión te resulte simple y que se quede en la superficie de la anécdota, cariñosamente hablando, eso sí. Para ser así le has dedicado mucho espacio en tus respuestas a los comentarios. Lo has dicho como sin querer ofender pero ofendiendo.

      Yo creo que ese es el mal que aqueja a tu artículo, que, al igual que la respuesta a tu profesor de lengua, oculta las verdades y las buenas intenciones bajo una actitud excesivamente beligerante.

      ¿Robert Capa era mujer?

      1. Hola Antonio, perdona, no pretendía ofenderte, no tengo nada personal, realmente es una cuestión política cuando te digo que tu reflexión se queda en la superficie, casi como un mecanismo de defensa que en parte entiendo. El artículo no es ofensivo, pero es curioso que muchos hombres se han enfadado muchísimo. No es la intención del texto ofender, más bien pretendo generar reacciones, que de alguna manera os haga replantearos y replantearnos nuestras propias conductas. Es en ese aspecto donde te comentaba que te quedabas en la superficie. La historia con el profesor, mi regla o la precariedad de mi cuenta corriente son anécdotas, forma parte de una manera de narrativa que puede gustar más o menos pero su transfondo no es para nada anecdótico, es una realidad que vivimos muchas mujeres constantemente y estamos muy hartas.
        Robert Capa fue inventado por Gerda Taro, de hecho hay muchas imágenes de Capa que las realizó Gerda, incluida la famosa foto del miiciano de Cerro Muriano, pero ella ha sido muy poco valorada, la novia de Capa como siempre aparece descrita, sus fotografía han sido invisibles hasta hace bien poquito. Es decir, si, en parte Capa era una mujer.
        Un saludo Antonio, prometo nada beligerante.

        1. La obra de Taro es muy corta y sí que se ve fagocitada por la firma RC, pero no por un apropiacionismo inícuo por parte del ya Robert Capa.
          El miliciano abatido se toma en Espejo y no en Cerro Muriano. La dispara Endré-Robert con la Leica.

          Salud y saludos.

      2. En buena medida si, RC también era mujer. Y por mucho de lo que concierne a la guerra civil fue moreno, rubia y calvito con gafas. Endre y Chim llevan unos cuantos años fotografiando cuando el primero se empareja con Gerda.

        París como uno de los focos del fotoperiodismo madurando como tal. De este emparejamiento nace Robert Capa. Que se sepa, Gerta todavía no le da a la cámara o estaría en ello pero no se conoce producción concreta. Sería la agencia de las fotos de Endré que ya Robert Capa la que de firma.

        Labor importante como precuela ideológica de la Magnum– interesante el punto de “pedimos el triple” a diferencia de lo contemporáneo de te pagamos dejándote firmar.

        En la atormentada península ella inicia su veloz y corta carrera fotográfica de apenas un año. Aquí es posible algún chuleo por la firma RC a la hora de publicar en los medios, que creo no estaría en cualquier caso determinado.

        Van muriendo con las cámaras colgadas los tres. Al aparecer la maleta mexicana, una mirada no muy exhaustiva se da cuenta de que hay dos autores y una autora perfectamente delimitados por tres estilos propios. Un Chim profundo y maduro de mirada larga, un Robert menos depurado quizá pero más salvaje puro instinto, y no menos importante, una Gerda que rápidamente va desembarazándose del ciertos formalismos del aprendizaje creando imágenes cada vez más interesantes.

        Si el T-26 amigo no la hubiera reventado en Brunete seguro que sus fotos serían potentes y estarían firmadas como Gerda Taro.

        Hay como un vicio últimamente de realizar un revisionismo espurio sobre Robert Capa en diversos aspectos en absoluto demostrados.

        Con esta de apropiacionismo, en concreto, de la obra de R sobre la de G, del hombre sobre la mujer, personalmente tampoco estoy de acuerdo.

        Salud y saludos.

    2. Da igual que uno visite blogs de fotografía o de cualquier otra afición: siempre asoma la patita la propaganda de género, siempre hay alguien victimizada aludiendo al patriarcado opresor.

      Igual a la autora del artículo lo que le conviene es un master en ideología de genero, eso le abriría bastantes más puertas que con su trabajo fotográfico como tal.
      De casa se viene llorado, en la fotografía y en cualquier campo de la vida.

  6. Hola, Débora.
    Espero escribirte más extensamente en otro momento pero quiero hacerte una pregunta: ¿Te sientes una víctima? ¿Eres una víctima? ¿Quieres ser una víctima?

  7. Saludos de nuevo.
    Solo puedo decir que en mi entorno no localizo ningún patriarcado. Ni matriarcado.
    Si que encuentro de tanto en tanto situaciones deplorables perpetradas por uno u otro sexo. Propiciadas por un sistema que premia, casi venera, el poder económico y la imagen sobredimensionada y falsa de uno mismo.
    No me gusta el feminismo porque casi siempre termina siendo excluyente. Detrás del feminismo a menudo se esconden mujeres con ganas de aplicar el “machismo” a los hombres por ser hombres.
    Sobre el paternalismo, yo lo entiendo mas bien como un intento de proteger el ecosistema propio, donde uno se gana las “sopas” y no creo que la actitud sea muy diferente en un hombre que en una mujer.

    1. Tolo, el matriarcado nunca ha llegado ha existir como estructura de poder consolidada a nivel social pero el patriarcado si, lo tenemos implantado hasta el tuetano y de una forma tan naturalizada que hasta vemos normal formas de opresión y discriminación hacia las personas en base a su género, raza y clase social. Si me comparas machismo con feminismo es que creo que tienes una idea muy confundida del feminismo. Me resulta bastante fustrante tener que explicar, ha estas alturas de la historia que el feminismo busca la igualdad. Cuando leo comentarios como el tuyo, creo que queda mucho trabajo por hacer.

  8. Solo decir que cada persona interpreta como le conviene la palabra feminismo en base a sus intenciones. La erradicacion del machismo no plantea dudas. Pero sí que lo hace, al menos para mi, el que determinadas formas o conductas feministas encubran un machismo a la inversa. No creo que me este explicando muy bien. Seguramente nos estemos saliendo del tema.
    gracias por el debate que siempre es sano.

  9. Evidentemente al leer el articulo veo que nos queda mucho por hacer! Generalizar por antonomasia el papel del hombre por ser hombre.

    Es lógico atender a la llamada de la mujer en los tiempos en los que fue totalmente ignorada.
    En el año 2018 los ninguneos vienen y van sin prestar atención al género. Las cuotas no son buenas y aunque debemos ser conscientes de lo mucho que hemos de avanzar hay que hacerlo con sentido común; ¿decir que dónde están las mujeres en los concursos por poner un ejemplo? Pues a lo mejor es que su trabajo no era el mejor!

    Ser mujer no ha de ser ni un condicionante ni un mérito para acceder a algo. Y la fotografía es interpretativa. ¡Contestar a un maestro es una muestra del agradecimiento o respeto de un alumno al profesor! Que preferiríamos, ¿una maestra o un maestro? Que absurdo.

    Quiero alguien que me enseñe con sus virtudes o defectos; he tenido profesoras altivas y feministas que han boqueado talento en niños por su Heber o argumentando el ideario “hombre tenías que ser”.
    ¿Esa mujer es el ejemplo a seguir?

    La plataforma “No sin fotógrafas” se está convirtiendo en un enorme foco de desacuerdos, algo asociativo muy polarizado con una idea del feminismo que yo sin duda no comparto.

    ¡Hay otras maneras!
    Solo pensar que entre mis tres fotógrafos de referencia no haya una mujer pueda ser tildado de machismo encubierto ya es lo más…

    1. Uy, pues sí, queda mucho por hacer. Por suerte, las mujeres estamos aprendiendo a no callarnos. Muchos hombres aun tenéis trabajo que hacer y mucho que evolucionar pero me alegro de compartir la lucha con esos hombres evolucionados que también quieren romper un sistema social que es injusto.

  10. La verdad, fui feminista hasta que descubrí que el feminismo es lo mismo que el machismo.

    Soy de la opinión de que lo que debemos es ser iguales en oportunidades, con independencia de nuestro sexo, credo, etc…; el feminismo no es eso.

    Po cierto, ser hombre no es un camino de rosas. Una anécdota personal: por el hecho de ser hombre tuve que soportar la humillación de hacer el servicio militar, me robaron un año de mi vida.

    Saludos.

  11. “Años de carrera, masters, cursos especializados y mucho tiempo y dinero entregados. Mujeres muy preparadas que cuando tienen que acceder al mundo laboral y artístico, desaparecen”.

    Posibles explicaciones alternativas a esa desaparición en el mundo laboral (del artístico no sé nada):
    – Hay gente a la que se le da muy bien cursar estudios. Ya está. Es todo lo que se les da bien.
    – Se han equivocado por pensar que esos estudios realmente se valoran en los trabajos que buscan.
    – Los profesores no saben cómo encontrar trabajo de fotógrafo (quizá porque nunca lo han hecho).
    – Todo lo anterior.

    No sé cuánto será para usted “mucho tiempo y dinero”. Pero me perece indicativo que, cuando esas personas llevaban la mitad de mucho (que puede serguir siendo mucho, es lo que tiene lo relativo), aún no se hubieran dado cuenta de que había un problema de medios y fines.

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