Los que hemos estado siempre relacionados con la fotografía analógica lo sabemos muy bien, y los nuevos adeptos convertidos en adictos que lo están conociendo ahora, bienvenidos sean. Dentro de todo este mundo nuestro analógico, siempre hemos concedido mucha importancia a los formatos, no solo refiriéndonos a la forma con la que encuadramos nuestra imagen sino también al tamaño del soporte que utilizamos, en ocasiones, confundiendo dicha forma con el tamaño de la película. Intentaremos en este artículo dar algunas pinceladas sobre la relación que podríamos encontrar entre los diferentes formatos en película, no tanto a nivel técnico –lo cual daría para un libro– sino más bien a nivel de sensaciones y formas de uso.

Nos hemos desplazado hasta el Valle Mirandilla, entre las localidades de Contreras y Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos, para nuestro particular duelo. ¿Por qué? Pues porque en este valle se rodó, nada más y nada menos, que el duelo final entre Clint Eastwood (el Bueno) Eli Wallach (el Feo) y Lee Van Cleef (el Malo).

Los amantes del “celuloide” seguramente tendrán muy presente esta imagen en la memoria, la de la escena final de una de las películas más importantes de la historia del cine del Oeste. En este valle se recreó el cementerio de Sad Hill, en el cual se rodó en 1966 la escena final de la película “El bueno, el feo y el malo”, de Sergio Leone. Una encomiable labor de la Asociación Cultural Sad Hill se propuso recuperar en el año 2016, el lugar antes de la llegada del 50 aniversario del estreno de la película. Ello con un interesante y variado programa de actividades culturales relacionadas con la película. Nuestros lectores podrán, si les apetece y por poco dinero, apadrinar una tumba para que su memoria, o la de otro –descanse en paz o no–, junto a la historia de este celuloide y –de paso– colaborar con la asociación.
Formato 135
El formato de película más popular en fotografía es sin duda el 35 mm, denominado así por ser este el ancho total de la misma. Dicho formato fue creado en 1892 por William Dickinson y Thomas Edison utilizando material proporcionado por Kodak. Alrededor de 1913 Oskar Barnack lo utilizó como base, duplicando el formato de cine, para crear las famosas cámaras Leica, siendo las primeras cámaras fotográficas –de gran serie– en utilizar dicho formato (1).

El término 135 fue introducido por Kodak en 1934 para designar a sus “cartuchos” normalmente utilizados hoy en día y diferenciarlos de los rollos de la película de cine.

Es importante resaltar que el frame original de la película de cine es de 18 x 24 mm. Lo que realmente, en la actualidad, se denomina erróneamente full frame se debería denominar double frame y, curiosamente, el formato que ahora denominamos Cuatro Tercios tendría unas proporciones similares a las del full frame original en cine.

Por costumbre y usos, en la actualidad, nuestro “fotograma patrón” o referente al cual se comparan los demás –tanto en analógico como en digital– es el 24×36 mm; por algo se denomina “de paso universal“. La relación de aspecto de la película de 35 mm es de 1,5:1, es decir, es 1,5 veces más ancha que alta. Con innumerables matices técnicos, podríamos resumir que el grado de ampliación óptimo –buena relación entre tamaño, grano y nitidez– de una película 135, cuando la copiamos directamente en la ampliadora, podría rondar los 10x; es decir, una imagen fotografiada en una película de 135, que mide 24 x 36 mm, estaría entorno a 24 x 36 cm, algo más que un A4. Sin duda, esto sería más que suficiente para la mayoría de nuestras intenciones fotográficas, no solo en copiado directo sino también a la hora de digitalizar esas imágenes y pasarnos al mundo digital.
Formato 120
El formato fue introducido por Kodak en 1901 para su cámara Brownie y fue la reina de la fotografía para aficionado hasta la aparición del formato 135.

La película tiene algo más de 6 cm de ancho para una longitud de 76 cm. En 1965 se introdujo el formato 220, idéntico al 120 pero con doble longitud, merced a que no lleva papel opaco protector más que al principio y al final del rollo; en la actualidad, este formato 220 está discontinuado por los principales fabricantes, existiendo sólo en stock caducados o a punto de caducar. El formato 120, sin embargo, está plenamente vigente y lo podemos encontrar en muchas de las actuales emulsiones existentes para 135. Si echamos un vistazo al catálogo de los principales proveedores podríamos elegir, sin problemas, entre unas 50 referencias.
De nuevo, es importante aquí recalcar la confusión que suele existir al denominar a las fotografías realizadas con esta película como “medio formato” en vez de “formato medio“, quizá por traducirla literalmente del inglés medium format, cuando en la actualidad medio formato sería la mitad de un fotograma de 135, típico de las Olympus Pen por ejemplo, que dividen el fotograma de 24 x 36 mm por la mitad, y por lo que de un carrete de 36 fotogramas obtendremos al menos 72 fotos.

La película de 120 la podemos utilizar en diferentes formatos de cámaras, siendo las más usuales las de 6 x 4,5, 6 x 6, 6 x 7, 6 x 8 y 6 x 9. Encontraremos también modelos no tan habituales y reservadas a la fotografía panorámica como son 6 x 12, 6 x 17 y 6 x 24, todas ellas medidas expresadas en cm. En este artículo veremos ejemplos de los formatos más utilizados en película 120, el 6 x 4,5, 6 x 6 y 6 x 7 cm, en relación con el 35 mm.
6 x 4,5 – El pequeño de los formatos medios
Si, momentáneamente, nos olvidamos del hecho de que existe un formato más pequeño –el formato 4×4 en película 127 para, por ejemplo, las maravillosas BabyRollei– el formato 6×4,5 es el menor de los que se pueden utilizar en 120. Con una relación de aspecto de 1,35:1 y un tamaño exacto de 56 x 41,5 mm, es casi 2,6 veces más grande que el 135. Podemos disparar 15 o 16 fotogramas con un carrete de 120. El objetivo considerado “normal” en este formato es el 75 mm, que equivaldría a un 45 mm en 135.

Encontramos, todavía a buen precio, numerosos modelos en el mercado de segunda mano. Algunos de esos modelos, como las Fuji 645, Pentax 645, Contax 645, Bronica 465 y Mamiya 645 tienen una facilidad de uso y dimensiones similar a muchos modelos de paso universal. El avance de película motorizado, el autofoco y diferentes tipos de mediciones TTL también son habituales en este tipo de equipos.
Muy utilizado en fotografía social desde hace muchos años, en la actualidad se ha vuelto a poner de moda y los precios de los equipos con enfoque automático han aumentado significativamente. Modelos como Pentax 645AF y sobre todo Contax 645AF se han convertido en mitos para algunos fotógrafos de BBC.
6×6 – Equilibrio 1:1
No sabemos si más populares que su descafeinado sucedáneo Instagram, pero desde luego mucho más interesantes desde mi punto de vista, el modelo 6 x 6 es más que un clásico en la fotografía analógica. Con una relación de aspecto de 1:1 y un tamaño exacto de 56 x 56 mm es 3,6 veces más grande en superficie que el 135. Podemos disparar 12 fotogramas con un carrete de 120. El objetivo considerado “normal” en este formato es el 80 mm, que equivaldría a un 50 mm en 135.

Todo un icono y único representante de la mítica marca Hasselblad –si exceptuamos a la XPan– nos encontramos con otros nombres ilustres tales como Bronica SQ, Mamiya 6 y C330, Rolleiflex 6008 y algunas más. Rechazado y amado a partes iguales el formato cuadrado tiene una personalidad indiscutible y desde luego la manera de trabajar con esas cámaras requiere una visión pausada y meditada. La maravillosa sensación de tridimensionalidad al mirar a través de una buena pantalla de enfoque es una experiencia única y muy adictiva.
El formato cuadrado es, además, la mejor forma de aprovechar toda la cobertura del objetivo y muchos nos preguntamos por qué los fabricantes no utilizan más este formato en la era digital… ¿cuestión de costes de captor?
6×7 – ¿El formato perfecto?
Con una relación de aspecto de 1,2:1 y unas medidas reales de 56 x 67 mm es 4,3 veces más grande en superficie que el 135. El objetivo normal es el 90 mm. Prácticamente todas las marcas anteriormente mencionadas tienen alguno o varios modelos de este formato: Mamiya con sus RB67 y RZ67, Pentax 67, Bronica GS-1; Fuifilm GM670, GW670 y GF670 y de nuevo Mamiya con su mítica M7 telemétrica.

En el subtítulo de este artículo hablaba del bueno, el feo y el malo en los formatos. Nada más lejos de mi intención afirmar tal cuestión, pues no creo que exista el formato perfecto, aunque algunos han catalogado al 6 x 7 como tal, algo así como el Clint Eastwood –el bueno– en la fotografía. Desde luego no son equipos pequeños y su utilización sobre terreno es algo más dificultosa; aunque esto no suele importarnos mucho, cuando necesitas cierta rapidez y versatilidad, sí que es algo que solemos tener en cuenta. Una excepción a esto sería la utilización de cámaras telemétricas, que nos permitirían trabajar prácticamente igual que con una Leica, por poner un ejemplo, aunque con “solo” 10 fotogramas disponibles por rollo 120.

Hasta ahora hemos mostrado las fotografías a proporción, para ver la dimensión real de los formatos. En el ejemplo anterior, con altura similar, nos interesa que el lector observe –aunque seguramente ya se habrá dado cuenta en los ejemplos anteriores– la “tridimensionalidad” y la diferenciación de planos que conseguimos a medida que aumentamos el formato de la película. Este hecho, sumado a la facilidad de conseguir enfoques más selectivos por utilizar objetivos con longitudes focales mayores, es una de las cualidades que más suelen “enganchar” a los usuarios de formato medio y formatos más grandes.

Nitidez y grano
Como es lógico, disponer de un mayor tamaño en nuestro captor analógico nos permitirá realizar mayores ampliaciones manteniendo la calidad y nivel de grano óptimo. Si con un 135 podemos llegar a 24 x 36 cm, con un 6 x 7 no tendríamos problemas en conseguir un 60 x 70 cm sin “interpolar” –aunque la ampliación en sí ya es una “interpolación”– y, por supuesto, nada nos impide llegar más allá, con tan solo pequeñas consecuencias.
Pero ¿podríamos emular la nitidez y finura de grano de un 6×7 en un 135? La respuesta no es simple, pero podríamos simplemente decir que sí.
En el siguiente ejemplo podemos comparar una fotografía realizada con Ilford Delta 100 revelado con Rodinal con otra realizada en 135 con película de altísima resolución y grano muy fino, tal como la Adox CMS 20 II revelada con su revelador específico Adotech.


Juzguen ustedes mismos… hablaremos de ello en otra historia.
Conclusiones
La conclusión más evidente es que… no existe ninguna. Los usuarios de fotografía analógica solemos utilizar indistintamente diferentes formatos y tamaños de película. En mi opinión, la elección depende más de las sensaciones visuales y el ritual que impone cualquiera de los formatos y la idiosincrasia de las cámaras que lo utilizan. En ocasiones se piensa que el tamaño de la película influye de una manera notable en la nitidez del resultado pero ese argumento es, en parte, fácilmente desmontable con películas técnicas de baja sensibilidad y alta acutancia, como en el ejemplo anterior. La profundidad y gama tonal que conseguimos con formatos mayores es superior, a costa de nuestra movilidad, inmediatez y dolores de espalda.
Aunque lo que sí es sin duda un argumento demoledor a favor del formato medio es que una vez que has puesto tus ojos sobre esas maravillosas pantallas de enfoque, te gustaría quedarte ahí, mirando, para toda tu vida.
(1) En contra de la creencia más extendida, las Leica de 1925 no fueron las primeras cámaras fotográficas en emplear película perforada de cine en 35 mm, habiéndose registrado al menos unos diez modelos anteriores.
11 Responses
Maravilloso artículo, Fernando. No veo desde hace mucho una manera más clara y concisa de mostrar las diferencias entre los formatos más habituales. Chapeâu.
Comparto -y muy gratamente- todo lo que comentáis aquí sobre el formato medio, no así lo que se dice en cuanto al “full frame” y el cuatro tercios. Si según vuestra teoría sería mejor denominarlo “double frame”, entonces al cuatro tercios deberíamos llamarlo “half frame”, puesto que el cuatro tercios tiene una superficie que equivale aproximadamente a la cuarta parte de un 24×36, de ninguna manera 24×18, tamaño éste que es el correspondiente al formato APS, no al cuatro tercios.
Estimado Juan Antonio, entendemos que aquí los matices son importantes, tanto así como los “guiños” que hemos dejado marcados en cursiva:
[…curiosamente, el formato que ahora denominamos Cuatro Tercios tendría unas proporciones similares a las del full frame original en cine…]
La palabra “proporciones” en cursiva apunta a que que la proporción es de 1,33:1. Esto es igual que la del 18 x 24 mm del fotograma de cine original, como sabes tamaño del sensor y relación de aspecto son términos diferentes pero a la vez intrínsecamente relacionados, tal y como desarrollamos a lo largo del artículo.
No es menos cierto que hablando de formatos, la nomenclatura nunca ayudó ni fue demasiado exacta, sin ir más lejos el formato APS-C dista mucho de ser un estándar –Canon, y Nikon son distintos– de la misma forma, algunas cámaras llamadas “Full Frame” no montan 24 x 36 mm, sino aproximadamente 23 x 35 mm. Saludos
Lo siento pero tiene toda la razón Juan, proporciones de 4:3 tienen un montón de fotogramas de un montón de formatos; la lectura induce a pensar que el cuatro tercios tiene ese tamaño de fotograma cuando es de 13×17 aproximadamente. Querer ahora hablar de que si no todos tienen exactamente las mismas dimensiones es pretender desviar la atención de lo que está más que claro. Que lo que corresponde más o menos al fotograma de S35 (que tampoco es el único empleado en cine ni en la película de 35 mm) es el tamaño de sensor de las cámaras APS-C de Nikon, Sony, Pentax…
Hola Jose Felipe. Revisando nuestra primera respuesta al comentario de Juan, entendemos que algunos puntos pudieran no queder claros, por eso creemos conveniente completar la respuesta. La razón de poderse llamar double frame es por el hecho de que originalmente este formato fue creado combinando dos fotogramas de cine de 18×24 mm. Esto no significa que el Cuatro Tercios debiera llamarse half frame como sugiere Juan, porque el formato no se creó de este modo, sino que fue concebido desde cero como un formato puramente digital. Aun así, lo que queremos clarificar con esto es que la adopción de un nombre u otro puede ser muchas veces arbitrario; en el caso de full frame, por ejemplo, no atiende a ninguna lógica concreta, pues ‘formato completo’ se puede aplicar de hecho a muchos tipos de formato que… ya son completos de por sí.
Lo curioso es que la película de Leone fue filmada en Techniscope, un formato de panorámico de solo 2 perforaciones por fotograma, o sea más chico que el half-frame de las Pen de Olympus.
Lo de la comparación y la supuesta “separación de planos” no la veo así; las comparaciones se deben realizar con focales y aperturas equivalentes, es decir, si partimos de un 75mm en 6×4.5 a f:4 deberemos comparar con una foto tomada desde el mismo punto, en 24x36mm con un objetivo de 45mm y a f:2.4 aproximadamente. Veremos entonces que hay, efectivamente, diferencia de calidad, pero no de “separación de planos” ni nada remotamente parecido. El 6×4.5 nos otroga una ventaja de un paso y medio aproximadamente respecto del 35mm pero el aspecto de las imágenes, entiendiendo por tal qué cosas salen en qué punto del fotograma y con qué tamaño relativo, no varía siempre que usemos focales que nos proporcionen idénticos ángulos de captura y aperturas que nos proporcionen aproximadamente iguales profundadidades de campo.
Hola Jose Felipe. En el artículo, no se habla de profundidad de campo, sino de “mayor profundidad” en un caso y de “mayor diferenciación de planos” en otro. Por lo general –o al menos a igualdad de emulsión– un formato mayor permite gozar –a través de una mayor calidad de imagen– de una mayor diferenciación de planos, y no debido precisamente a una mayor o menor profundidad de campo, sino debido a que la menor granularidad presente –recordemos, igual emulsión–, lo que permite a los formatos de presentación habituales en analógico, una más fiel y sutil representación de los matices de tonalidad de cada plano y, por ende, una mejor separación y diferenciación de sus sutilezas tonales. Esta es la comparación que se pretende realizar en el artículo. Gracias por tu comentario y un saludo.
Excelente página. Aunque veo que la ultima incursión/comentario es de hace justo dos años, me permito hacer la siguiente consulta, igual no muy relacionada con el tema, por lo pido mis disculpas. En 1978 compré en Melilla una reflex para un amigo que tenía la capacidad de aprovechar el doble el negativo de paso universal 24×36, ya que podías hacer dos fotos en un solo fotograma. Por lo tanto si cargabas un negativo de 24, obtenias 48 imágenes.
No recuerdo la marca ni el modelo y ahora mismo me interesaría localizar esos datos ya que tengo en el escaner un negativo ISOPAN de aquella cámara.
Estimado José, te adjunto la respuesta de nuestro compañero Valentín Sama, experto en la materia:
Por lo que nos dice, José Vicente, vemos dos posibilidades… aunque claro, nos faltan datos. Hay dos puntos de referencia: que se trataba de una réflex por un lado, y que hacía –o permitía hacer– el “medio formato” o “half frame”, o 18 x 24 mm (a no confundir con “formato medio”).
Una opción es que fuese una Olympus PEN F o FT (naturalmente, no modelo digital actual).
Esa maravillosa cámara hacía fotogramas de 18 x 24 mm de forma nativa sobre película estándar de 35 mm.
Ahora bien, quedaría una posibilidad más intrigante: que fuese una Konica Autoreflex. Esa robusta y sorprendente cámara, de calidad excepcional, permitía hacer, alternativamente, bien fotogramas en “formato Barnack” o 24 x 36 mm (eso que ahora llaman “full frame”), bien fotogramas de medio formato, en 18 x 24 mm y eso en cualquier momento, “a mitad de rollo”. Bastaba accionar una pequeña palanca en la parte superior de la cámara.
“Pequeñas” maravillas mecánicas de aquellos años. Por lo que nos dice, me inclino más por la primera opción.
Nada que disculpar; al contrario, me ha dado la oportunidad de recordar aquella Autoreflex de Konica que tenía y disfrutaba un gran amigo mío. Saludos cordiales, Valentín Sama.
Amigo Fernando Marcos: Como escritor aficionado a la Fotografía, en la actualidad estoy escribiendo un relato cuya trama aborda un tema relacionado con nuestra afición. Te agradeceré que me indiques cuál de estos dos formatos – el de 6×6 y el de 6×9- fue el primero en emplearse en fotografía. Deduzco que fue el de 6×9, ya que en numerosas cámaras que utilizaban este formato bastaba luego añadir una “máscara” que reducía el negativo a 6×6, con lo que se podían obtener 12 clisés en lugar de 80. Por otra parte, sería interesante que nos ilustraras sobre las causas por las que los tamaños de los papeles fotográficos no se correspondan con las proporciones de los negativos, con lo que en los papeles siempre sobra o falta espacio para encajar las proporciones exactas de los clisés. Muchas gracias, y un saludo a todos.