A finales del año 2019 Adobe anunció, con las alharacas habituales de cada año, la actualización de los programas más importantes de su Creative Cloud. Sin embargo, al repasar la lista de novedades de uno de sus productos más populares, Lightroom, probablemente muchos fotógrafos se sintieran decepcionados al comprobar los pocos avances respecto a la versión anterior.

Mientras Adobe permanece cómodo en su torre sabiendo que cuenta con una buena cantidad de clientela fija entre profesionales y aficionados, otros programas han ido creciendo a su sombra a base de escuchar las demandas y necesidades de estos mismos fotógrafos.

Al tiempo, el surgimiento y proliferación de nuevas cámaras fotográficas que incluyen sensores con soluciones diferentes al tradicional patrón Bayer –como los captores X-Trans de Fujifilm– pone de manifiesto que el sistema de revelado RAW utilizado por Adobe no permite extraer todo el potencial de los archivos generados.

Capture One
Por este motivo, algunos fabricantes de cámaras como Olympus, Sony o Fujfilm, entre otros, llevan tiempo ofreciendo Capture One como solución de revelado para sus archivos RAW. Este programa, desarrollado con la colaboración de fotógrafos y bajo el auspicio de Phase One, ha ido evolucionando y corrigiendo errores hasta llegar a la actual versión 20.
Aunque por naturaleza el ser humano es reacio a los cambios, la tecnología en constante evolución obliga a los fotógrafos a tener que adaptarse para mejorar y, en consecuencia, cambiar constantemente el flujo de trabajo.
Muchos, cansados de esta perpetua adaptación, preferirán seguir con su procesador RAW habitual para no tener que aprender una nueva herramienta. Otros sabrán apreciar las ventajas de cualquier nueva aportación y tomar la decisión consecuente a sus necesidades.
Para tratar de averiguar si merece la pena plantearse este cambio, hemos decidido comparar la última versión de los reveladores de Adobe con el más reciente Capture One 20. En esta primera parte analizaremos la manera en que las diferentes soluciones resuelven la gestión de archivos.
Apariencia
El diseño de Adobe Lightroom ha evolucionado muy poco desde su aparición, hace ahora 9 versiones. Se basa en lo que denominan ‘Módulos’ entre los que destacan ‘Biblioteca’ y ‘Revelar’ como principales. La única personalización posible se basa en la muestra u ocultación de los diferentes paneles, pero estos no se pueden cambiar de sitio.

Capture One aporta, como una de las principales diferencias, la posibilidad de personalizar por completo el espacio de trabajo. No existen módulos, al estilo de Lightroom y sí pestañas, herramientas, accesos directos, miniaturas y visor que pueden, no sólo mostrarse u ocultarse, sino colocarse dónde más operativo resulte a cada usuario según su flujo de trabajo preferido.

Como consecuencia de esta posibilidad encontramos los ‘Espacios de Trabajo’ que, al igual que sucede en Adobe Photoshop o en Adobe Bridge, nos permiten guardar nuestra configuración preferida o varias disposiciones diferentes según las necesidades.
En ambos casos existe la posibilidad de trabajar con dos pantallas, pero mientras que en Lightroom sólo podemos poner en la segunda pantalla la previsualización de la foto, en Capture One se puede elegir qué situar en cada pantalla.

Adobe Bridge no permite trabajar con dos pantallas. A cambio, cuenta con múltiples posibilidades de personalización. Todos los paneles disponibles se pueden mostrar, ocultar o colocar al tamaño y en el lugar deseado. La manera de realizarlo, además, resulta muy sencilla e intuitiva, especialmente para los usuarios habituados a los paneles de Photoshop.
Gestión de archivos
No se puede discutir la popularidad de Adobe Lightroom y la proliferación de su uso entre fotógrafos de toda índole. No obstante, su funcionamiento como base de datos puede resultar molesto en algunos flujos de trabajo. Este es el motivo porque el que, muchos fotógrafos, a pesar de utilizar el paquete Adobe, prefieren la combinación de Bridge + Camera RAW ya que se puede trabajar como con cualquier explorador apuntando directamente a la fotografía deseada sin necesidad de crear y gestionar catálogos.

En este aspecto encontramos otra diferencia muy importante en Capture One ya que ofrece las dos posibilidades. Si se necesita editar una fotografía concreta, no se desea trabajar con catálogos o se requiere la urgencia de editar in situ una sesión concreta, el panel ‘Biblioteca’ permite acceder directamente a cualquier dispositivo conectado al ordenador para visualizar, editar y catalogar las fotografías.

De hecho, nada más abrir el programa por primera vez pregunta si se desea trabajar con ‘Sesiones’ o con ‘Catálogos’. Esto, que cuando se profundiza en el programa, se entiende sin problema, puede provocar un poco de estrés al abrir un programa nuevo por primera vez ya que lo normal es desconocer las diferencias, ventajas e inconvenientes de cada método.
En realidad, se tome la decisión que se tome al principio, en cualquier momento puede cambiarse la decisión o incluso combinar ambos métodos. Esta supone una de las ventajas importantes en cuanto a la gestión de archivos de Capture One frente a Adobe. Los partidarios de la gestión como base de datos pueden seguir trabajando así, pero quienes no deseen crear catálogos también pueden gestionar y editar sus fotografías.

De las opciones propuestas por Capture One, la denominada ‘sesiones’, puede chocar al principio si un usuario está solo acostumbrado a trabajar con Lightroom. Se trata de una organización por carpetas que se replican en el disco duro en las que se ubican las capturas, las fotos seleccionadas, las exportadas y las eliminadas. Puede resultar una manera de organizar útil para quien le guste trabajar con carpetas ya que realiza este trabajo de manera automática.

Pero quien no quiera esta organización automática ni la creación de catálogos, puede limitarse a utilizar el explorador que figura en el mismo panel y trabajar del mismo modo que lo haría en Bridge.
Esta flexibilidad de opciones supone una ventaja muy importante frente a las alternativas de Adobe que obliga a los partidarios de un método u otro a elegir un software con los pros y contras añadidos en cada uno de ellos. Es decir, Lightroom obliga a trabajar con catálogos y Bridge, como gestor que es, permite el trabajo directo, pero es un programa que se ha renovado poco o nada en los últimos diez años, que utiliza muchos recursos y que resulta poco estable.
Importación
Tal y como hemos comentado en el apartado anterior, una de las principales diferencias entre Lightroom y Capture One radica en que éste último no tiene que trabajar necesariamente como base de datos. Esto significa que la importación, como tal, en realidad lo que hace es copiar los archivos de la cámara al ordenador, de manera similar a como lo hace Adobe Bridge con su módulo de descarga. Aunque, si deseamos utilizar Capture One como base de datos, durante ese proceso también se incluirían en la misma.

Las opciones de importación son muy similares en los tres programas. Todos incluyen elección de origen y de destino con varias opciones de renombrado, así como inclusión de metadatos. Lightroom y Capture One permiten, además, realizar ajustes previos durante la importación. Capture One y Adobe Bridge permiten borrar las imágenes después de copiarlas. Además, Capture One muestra información de los archivos, expulsar la tarjeta al finalizar la importación y buscar dentro de la tarjeta antes de la descarga.

Sin embargo, no hemos conseguido que Capture One reconozca los archivos de nuestro teléfono para incluir las fotografías tomadas con el dispositivo en el flujo habitual de trabajo. Tarea que sí realizan tanto Bridge como Lightroom, aunque este último no muestra las miniaturas.

Captura de imágenes
Aunque Lightroom incluye una utilidad de captura de imágenes, esta resulta muy sencilla, con pocas opciones más allá de ajustar los parámetros básicos de la cámara. Tan básico que, si estamos utilizando una cámara cuyo fabricante incluya software de captura, nos olvidaremos por completo de realizar esta tarea con Lightroom.

La cosa cambia cuando optamos por capturar las imágenes con Capture One porque, además de diafragma, tiempo e ISO, podemos acceder prácticamente todas las opciones de la cámara, incluso ajustar el enfoque de manera manual mediante cursores que acercan o alejan. Posee más opciones, incluso, que los módulos de captura de algunos fabricantes.

Por poner comentar algún inconveniente, desde este menú no podemos manejar las opciones de flash de la cámara, función que sí encontramos en los disparadores remotos de Canon y Sony, por ejemplo. Ambos, también, tan completos y prácticos que nos llevarán a plantearnos si resulta mejor capturar las imágenes con Capture One a pesar de sus indudables aportes.
Metadatos
Como casi todas las tareas en Bridge, aplicar y editar metadatos resulta sencillo e intuitivo. La manera más elemental de aplicarlos consiste en seleccionar la fotografía –o el grupo de fotografías– deseada y rellenar los campos editables que se distinguen por un icono que representa un lapicero.

Estos metadatos están distribuidos en grupos que se pueden mostrar u ocultar en el momento de la edición u ocultar definitivamente desde el menú preferencias si nunca se van a usar.

Si con frecuencia utilizamos un mismo grupo de metadatos –como, por ejemplo, los datos de autoría– se pueden crear plantillas para aplicar en grupo o durante la importación. Estas plantillas se pueden editar, importar y exportar.
Desde hace un par de versiones, también desde aquí podemos editar la fecha de captura de la imagen igual que antes sólo se podía en Lightroom.
La búsqueda de imágenes se realiza desde un menú que permite combinar hasta 13 campos diferentes, indexados o no, mediante los opciones ‘+/-‘. Sin embargo, no existe una opción de búsqueda específica para el campo lugar, al que sólo podemos acudir mediante la búsqueda por texto libre en la opción ‘todos los metadatos’.

También se pueden realizar búsquedas dentro de la carpeta en la que nos encontramos mediante la pestaña ‘Filtro’. En ella aparecen todas las variables disponibles en las fotos que contiene dicha carpeta, incluidas palabras clave.

Adobe Lightroom, como hermano del anterior, tiene funcionalidades y usos muy parecidos, aunque importar y exportar plantillas resulta más complejo por no contar con botones específicos para ello. Los metadatos se pueden copiar y pegar de unas imágenes a otras mediante la herramienta pintura.

Hasta aquí, funcionalidades más o menos parecidas al anterior. La principal e importante diferencia la encontramos en el reconocimiento de rostros. Lightroom busca rostros en catálogo y permite identificarlos y etiquetarlos. Estas etiquetas de nombre se añaden a las palabras clave asignadas. Cuantos más nombres haya en el programa, más facilidad para reconocer los rostros que quedan por etiquetar.

Otra utilidad interesante la vemos en el mapa. Las fotos geoetiquetadas aparecen localizadas en el mapa que tiene su correspondiente pestaña.

El menú de búsqueda de Lightroom aparece, cuando se activa, sobre la mesa de luz y resulta similar al de Bridge pero no permite combinar varios campos como el anterior.

Igual que su homólogo, Lightroom cuenta con diversas opciones para seleccionar fotografías mediante la herramienta de filtro. Esta dispone, además, de varias posibilidades para mostrar columnas según el tipo de búsqueda que se quiera realizar: clasificación, datos de cámara, exposición, etc.

La pantalla de metadatos de Capture One no difiere en exceso de sus competidores: se muestran todos los datos disponibles y se escribe directamente lo deseado. Sin embargo, en esta ocasión, entre las pestañas disponibles encontramos una específica para los metadatos propios de Getty.

Igual que en los casos anteriores, estos se pueden importar, exportar y se pueden crear plantillas.

La pantalla de búsqueda de Capture One es una versión ampliada de la de Bridge; contiene todo lo de ésta, pero amplía las posibilidades de búsqueda absolutamente a todos los campos. Además, el número de campos posibles a combinar no tiene límite.

Igual que sus competidores dispone de filtros para buscar dentro de la carpeta activa o del catálogo en que nos encontremos.

Los tres programas analizados permiten crear colecciones a partir de las búsquedas realizadas o colecciones inteligentes basadas en búsquedas.
Palabras clave
Adobe Bridge cuenta con un panel específico para crear y asignar palabras clave que resulta muy intuitivo de manejar. Las palabras clave se pueden crear en estructura de árbol y buscar dentro del listado de vocabulario controlado mediante una casilla específica. Para asignarlas a la fotografía o grupo de fotografías basta con marcar la correspondiente casilla de verificación.

Este listado de palabras clave se puede exportar a formato de texto plano, editar en cualquier editor de texto simple y volver a importar si se desea.
También se pueden asignar palabras clave mediante la introducción de texto libre en el campo correspondiente del panel de metadatos. Las palabras clave introducidas de este modo aparecerán en cursiva en el listado para indicar que no se han controlado.
En Adobe Lightroom se pueden crear, buscar y aplicar las palabras clave de la misma manera que en su colega. La lista de palabras clave también se puede importar y exportar. Pero, además, se incluye la interesante opción de crear grupos de palabras clave que facilitan la asignación de estas a determinados estilos de fotografía: boda, aire libre, etc. Estos grupos se pueden crear y editar según las necesidades de cada usuario.

Otra interesante diferencia con el anterior aparece en el menú de creación de palabra clave, pues disponemos de una ventana con varias opciones entre las que se incluye la posibilidad de añadir sinónimos de esa palabra.

En Capture One disponemos también de un listado de palabras clave que aquí se llama ‘Biblioteca de palabras clave’. Se pueden crear tantas bibliotecas como se deseen y se pueden importar otras que ya tengamos creadas, tales como listados generados desde los programas de Adobe, por ejemplo. Las palabras clave asignadas aparecen en una ventana aparte.

Cuando asignamos una palabra clave creada dentro de una jerarquía, se añaden también, automáticamente, todas las palabras de niveles superiores sin que tengamos opción de eliminar éstas. En Bridge, esto aparece como opción que se pude desactivar pero aquí no, lo que obliga a plantearse de manera diferente el árbol pues no siempre puede resultar útil el nivel superior.
Conclusiones
Tras el análisis de las principales tareas de gestión de archivos en los tres programas resulta difícil extraer conclusiones determinantes pues cada cual de los tres programas analizados tiene sus ventajas e inconvenientes.
Capture One se lleva a su favor el importante punto de contar con opciones que recogen lo mejor de cada uno de los otros programas y en este sentido gana sin duda en la gestión de los archivos, en la organización del espacio de trabajo y en la captura de cámara.
En cuanto a la catalogación nos atrevemos a otorgar la victoria a Lightroom, principalmente por el reconocimiento de rostros, la geolocalización en mapa y la creación de palabras clave. Aunque este programa no goza de las virtudes de Capture One o incluso Bridge a la hora de buscar imágenes dentro del catálogo.
Bridge no gana en ninguno de los apartados pero se mantiene en un meritorio puesto medio en todos ellos contando a su favor con el no menos importante tanto de su sencillez e intuición para trabajar con él.
One Response
Estupendo trabajo, como siempre.
Lo único que echo en falta es lo que ha impedido que me pase a C-1 definitivamente, que para mí tiene el mejor revelador:
No es capaz de gestionar archivos, en un solo catálogo, de 200.000 fotos.
Obviamente puedo hacerlo con varios, pero entonces tengo que estar cambiando de uno a otro para poder hacer búsquedas e ir recordando las selecciones de cada catálogo, lo que resulta harto farragoso.
El día que consigan gestionar un buen número de fotos, me habrán ganado. Hasta entonces me resisto a dominar un nuevo programa.
Un saludo y gracias por tu artículo.