Seis años después de que saliera al mercado la primera versión de la exitosa serie X-T, Fujifilm lanza la cuarta revisión en la que mantiene la misma filosofía pero añade importantes mejoras demandadas por los usuarios: entre ellas, estabilizador en el cuerpo y pantalla completamente abatible.

Podríamos decir que se trata de una especie de fusión entre la X-H1 y X-T3 que toma lo mejor de cada modelo para, como buen hijo, superar a sus predecesores. Como resultado, tenemos una cámara que mantiene el tamaño contenido y la robustez de la X-T3, aumentando la velocidad y la autonomía.
A pesar de que no varía el sensor –X-Trans CMOS 4 de 26,1 Mpx– ni el procesador –X-Processor 4– con respecto al modelo anterior, a los avances ya mencionados, debemos añadir un nuevo obturador de plano focal –que mejora entre otros aspectos la ráfaga– y mayor agilidad de enfoque. Argumentos que parecen lo suficientemente significativos como para justificar esta evolución.
Diseño y manejo
La línea exterior permanece prácticamente invariable desde la primera X-T1. El diseño retro que caracteriza toda la serie desde sus inicios se mantiene con tan pocos cambios que hay que fijarse bien para encontrarlos. Como otros fabricantes, Fujifim piensa que no hay razón para cambiar una idea que funciona y, en este caso, este diseño siempre ha supuesto uno de los principales atractivos de las X-T.

El peso –607g– se sitúa justo entre medias de la H1 y la T3, aumentando al de ésta última en poco menos de 70 g. Lógico si pensamos que ahora incluye el IBIS –In Body Image Stabilization–. Este incremento no afecta, sin embargo, a la comodidad del equipo que sigue resultando ligero y ergonómico.
Aunque la T3 ya permitía un buen agarre, esta T4 ha aumentado ligeramente el tamaño de la empuñadura. No resulta un aumento evidente pero sí suficiente para mejorar la sujeción, especialmente cuando montamos objetivos grandes.

Cambian de utilidad algunos botones a pesar de mantenerse en el mismo lugar y la grabación de vídeo se sitúa ahora en dial donde antes se encontraba la fotometría. Nos parece este un cambio adecuado y que redunda en una mejora del uso. A modo de interruptor, podemos elegir entre fotografía fija o vídeo, de tal manera que cuando se activa la segunda, menús y demás opciones se cambian para este uso.

Quienes cambiaran con frecuencia el modo de medición, pueden asignar esta función a alguno de los múltiples botones que, como viene siendo habitual en este fabricante, se pueden configurar completamente según necesidades o gustos.
Otro de estos pequeños cambios lo encontramos en el acceso a las conexiones externas, que ahora se esconden tras dos tapas en vez de una sola. Por una parte, las entradas de micrófono y control remoto –desaparece la salida de auriculares– y por otra el HDMI y el USB de tipo C.
Esta entrada USB sirve ahora, además, para cargar la batería. Como consecuencia de esta posibilidad, se deja de incluir cargador con la compra del equipo y, si deseamos uno, debemos adquirirlo aparte.

Esta batería también cambia por completo en aras de aumentar la autonomía. Se trata ahora de una NP-W235 de 2200 mAh que extiende la autonomía, según datos oficiales, hasta llegar a los 600 disparos. Sabemos por experiencia que los datos oficiales suelen ser más cautos que la realidad y, efectivamente, la mejora de autonomía supone un importante atractivo a tener en cuenta. Más aún si valoramos que la mayor velocidad de ráfaga y las nuevas capacidades de vídeo van a demandar esta energía extra. El nuevo tamaño de la batería no afecta al tamaño de la cámara.

Dado que carecíamos de batería de repuesto, no hemos querido exprimir al máximo la carga para evitar quedarnos tirados en medio de la prueba, pero a la vista de nuestra experiencia, podemos intuir que podría aproximarse a los 1.000 disparos.
Hemos dejado para el final la que, probablemente, suponga la mejora más importante en cuanto a diseño de esta Fujifilm X-T4: la pantalla abatible. Una demanda antigua por parte de los usuarios que el fabricante se resistía a incorporar argumentando que ésta podría mermar la solidez del equipo.
Las pantallas articuladas de versiones anteriores no terminaban de convencer a los usuarios a quienes finalmente se ha escuchado para adoptar un sistema que ya encontramos en otros fabricantes de pantalla completamente abatible que incluso se puede girar para autorretratos o grabación de vídeo blog. El tiempo de uso determinará su resistencia, pero a priori, parece bastante firme.
Junto a las posibilidades de movimiento, aunque no aumenta de tamaño, la pantalla se beneficia de un aumento de resolución que ahora alcanza los 1,62 millones de puntos. Esto repercute en una mejor visualización tanto de menús como de las imágenes tomadas. El visor electrónico sigue siendo el mismo OLED de 0,5” y 3,7 M puntos de resolución que ya viéramos en el modelo anterior.

Rendimiento y calidad de imagen
Además de las tomas realizadas durante la prueba de campo con la Fujifilm X-T4 en combinación con el Fujinon XF 16-55 mm f/2.8 R LM WR, que mostramos a continuación a resolución nativa, hemos realizado una prueba de estudio para analizar el rendimiento del sensor/procesador para compararlo con los resultados de la Fujifilm X-H1.
Tal y como podemos comprobar en la tabla comparativa, aparecen diferencias sutiles entre los dos modelos. La actualización de sensor y procesador proporciona un mayor rango dinámico que apreciamos al observar mayor detalle en las sombras de las fotos tomadas con la X-T4, así como una gradación más progresiva. En las zonas luminosas las diferencias son más sutiles, aunque también se encuentran.
En cuanto a la gestión del ruido, tampoco hallamos grandes desigualdades, si bien, la X-T4 parece ofrecer un ruido más fino y mejor tratado, lo que se traduce en unos detalles mejor dibujados.
Percibimos un ligero cambio de color entre las tomas realizadas con uno y otro modelo ante lo que hay que indicar que ambas muestras están realizadas estableciendo el mismo valor de temperatura de color en las dos cámaras de acuerdo a la fuente de luz utilizada que, lógicamente, no ha variado de una tanda a otra.
Este color, a nuestro modo de ver, se muestra más vivo y parecido a los objetos reales en las tomas de la X-T4 por lo que deducimos que también el nuevo sensor y procesador realizan un mejor tratamiento del color.
Como suele ser habitual en Fujifilm, cada vez que lanza un modelo nuevo presenta nuevas opciones de color que emulan soportes químicos. En esta ocasión aparecen la novedad se llama Eterna Bleach Bypass. Igual que sucede con el ya conocido modo Eterna, se reduce la saturación, pero en este caso, además, aumenta el contraste.
Modo estándar –Provia– Fujifilm X-T4 + Fujinon XF 16-55 mm f/2.8 R LM WR a 55 mm. 1/45s – f/2,8 – ISO 1.600 © Fernando Galán
Effecto del nuevo emulador de película denominado Eterna Bleach Bypass. Fujifilm X-T4 + Fujinon XF 16-55 mm f/2.8 R LM WR a 55 mm. 1/45s – f/2,8 – ISO 1.600 © Fernando Galán
La gran aportación, no obstante, de la X-T4 la encontramos en el estabilizador incorporado en el cuerpo que anuncia hasta 6,5 pasos cuando se utiliza en combinación con un objetivo Fujinon estabilizado.
Para la presente prueba, como indicamos anteriormente, hemos utilizado el Fujinon XF 16-55mm f/2,8 R LM WR que carece de estabilizador. Aun así, los resultados nos parecen bastante satisfactorios. Aunque hemos logrado alguna fotografía nítida con exposiciones más largas, el mayor porcentaje de tomas utilizables (nítidas o con gran sensación de nitidez aunque presenten cierta trepidación) lo hemos conseguido a partir de 1/4s en la distancia focal más larga, es decir, 55 mm. Es importante recordar que la óptica usada para esa parte de la prueba es de las más voluminosas y pesadas dentro de su rango de focal, por lo que se puede deducir que en combinación con otras más livianas y compactas los resultados serían aún mejores.
Si nos atenemos a los cánones de manual, el tiempo de exposición recomendado para esa distancia focal debería ser de 1/80s, lo que supone cuatro pasos y un tercio de ganancia. Según el fabricante, la combinación utilizada durante esta prueba conseguiría una estabilización de 5,5 pasos.
Hay que tener en cuenta que en esta prueba influye en gran manera el factor humano y las circunstancias de la toma. Por ese motivo, para llegar a las conclusiones que expresamos, realizamos multitud de tomas en diversas circunstancias llegando a dar por buena la obturación en la que obtenemos un número de aciertos que se pueda extrapolar a un uso real.
El algoritmo de enfoque ha mejorado con respecto a las versiones anteriores, logrando enfocar en menos tiempo, con más precisión y con menos luz –hasta -6EV–. Durante nuestra prueba hemos podido comprobar que, efectivamente, enfoca bien y rápido. No podemos afirmar, no obstante, que se pueda comparar con otras cámaras con más vocación deportiva.

Hemos comprobado que detecta los sujetos en movimiento con facilidad y que los sigue sin problema, pero si durante el seguimiento pierde el foco, le cuesta volver a recuperarlo. Algo parecido nos ha sucedido con el enfoque a ojos. Funciona muy bien con tomas frontales y perfiles, es decir, con retratos posados. Cuando intentamos robar un rostro y la persona se mueve mucho, como un niño, por ejemplo, le cuesta algo más localizar el rostro y a veces lo hemos perdido.

No se debe deducir por estas experiencias que la X-T4 enfoque mal, al contrario: enfoca muy bien, aunque en nuestra opinión, no se trata de su principal cualidad.
Aprovechamos la situación actual de alejamiento personal –causado por el Covid-19– y la aparición del nuevo software de Fujifilm para poder utilizar sus cámaras como Web Cam y dispusimos la X-T4 para comunicarnos en la distancia. En esta situación, el enfoque automático con reconocimiento de rostros funcionó sin problema alguno, identificando los movimientos del rostro frente a la cámara y manteniendo siempre el sujeto nítido.

Encontramos múltiples ventajas en el uso de una cámara fotográfica como Web Cam: la posibilidad de desenfocar los fondos de manera óptica, elegir el ángulo de visión más adecuado y, por supuesto, la magnífica calidad de imagen que se transmite. Por ello, damos la bienvenida a este software. La lista de cámaras compatibles va más allá del modelo aquí probado.
Volviendo al uso meramente fotográfico, llega el momento de mencionar otra de las virtudes de la X-T4: la ráfaga. Se ha dotado a la cámara de un nuevo obturador de plano focal que duplica su vida útil –300.000 disparos– con respecto al modelo predecesor y utiliza un nuevo motor que permite disparos de hasta 15 fps. Si pasamos a la obturación electrónica, la ráfaga alcanza los 30 fps.

El ruido también se ha reducido, no sólo, como es lógico, utilizando el obturador electrónico, sino también con el mecánico. En ambos casos, obtenemos una rápida respuesta sin espacios negros entre disparos, por lo que se facilita el seguimiento de los sujetos en movimiento.
Durante nuestra prueba hemos comprobado las virtudes de esta ráfaga, aunque el búfer se llena en poco tiempo, especialmente cuando grabamos en RAW+JPEG –como hacemos siempre durante nuestras pruebas– y hay que esperar unos segundos a que se copien los datos a la tarjeta, a pesar de que utilizamos tarjetas de alta velocidad de escritura –150 MB/s– (30 fps suponen 60 fotos en 2 s que duplicadas se traducen en 120 archivos a guardar).
APS-C de Cine
En lógica evolución la X-T4 ofrece interesantes avances en el apartado de vídeo. Entre todos ellos destaca sin ninguna duda el estabilizador incorporado en el cuerpo de cámara (IBIS), la pantalla abatible y el cambio de batería: aspectos fundamentales con los que poder grabar de una manera de una manera más versátil y cómoda, durante más tiempo.
Orientando su uso hacia el área documental o el cada vez más corriente perfil de periodista polivalente, este nuevo modelo incorpora la opción de simular en pantalla el espacio de color REC 709 –estándar en la industria– grabando internamente los brutos en modo de curva logarítmica, F-Log en Fujifilm.
Igualmente, destacan los modos de grabación a cámara lenta, llegando a los 240 fps a 1080p. Las ventajas asociadas a la estabilización integrada en el cuerpo quedan patentes también en los modos de vídeo, pudiendo añadir también el sistema de estabilización electrónico presente en los modelos de la Serie X más recientes. Recordemos que al usar esta opción se aplica un recorte de imagen en el sensor y consiguiente factor de conversión en las ópticas usadas. En el vídeo que ofrecemos de muestra las tomas en interior fueron grabadas con trípode y todas la de exterior a pulso con el sistema de estabilización en el cuerpo (IBIS) + electrónico encendido. Los resultados han sido más que satisfactorios.
El nuevo modo de simulación de color, Eterna Bleach Bypass –haciendo alusión al proceso fotoquímico– genera un look cinematográfico menos saturado pero bastante contrastado.
Con la cámara en trípode podemos abatir la pantalla para trazar suaves transiciones entre planos a través de la pantalla táctil, modificando la velocidad del AF en vídeo a nuestro gusto. Esta pantalla táctil inagura además un modo silencioso con el que poder operar todos los parámetros de cámara sin tener que mover ningún dial físico, operando táctilmente a través de la pantalla trasera, evitando así la intromisión de pequeñas trepidaciones o sonidos en las secuencias grabadas.
Comparado con…
A pesar de las importantes mejoras aportadas por la Fujifilm X-T4, no hay que olvidar que este fabricante mantiene en su catálogo la X-T3 y la X-H1. Ambas con cualidades suficientes como para que el posible comprador dude.
Al fin y al cabo, la X-T3 no lleva tanto tiempo en el mercado como para haber quedado obsoleta y con la aparición de este nuevo modelo, su precio se ha reducido de manera considerable –se puede encontrar por unos 1.100 €–. Quien no necesite el estabilizador o no le importe llevar una batería de repuesto de más, puede renunciar a la mayor velocidad y mejores prestaciones de este modelo a costa de un ahorro considerable.

La X-H1 se puede encontrar incluso más barata. Lógico si pensamos que lleva más tiempo en el mercado. Aun así, lleva el mismo sensor y obturador que la X-T3, estabilizador y grabación de vídeo en 4K, aunque sus opciones videográficas son algo más limitadas.
Si abrimos el abanico de opciones a cámaras réflex o sensores micro cuatro tercios, las opciones se multiplican, aunque si nos limitamos las características del modelo aquí probado, no encontramos tantas cámaras sin espejo con sensor APS-C y cuerpo sellado.
Uno de estos modelos es la Sony α6600, ligeramente más barata, también con estabilizador en el cuerpo, pero menor velocidad de ráfaga. A cambio, aunque con distancias muy sutiles y de difícil medición, nos parece que enfoca mejor. Por contra el estabilizador incorporado en el cuerpo de la X-T4 y su excelente rendimiento en vídeo nos parece difícil de superar, siendo uno de los modelos más completos para usos mixtos en formato APS-C del mercado.
No obstante, en nuestra opinión las diferencias más importantes entre el modelo probado y la Sony a6600 se encuentran más en el concepto y diseño que en las prestaciones.

Conclusiones
Desde sus orígenes, la saga X-T siempre ha supuesto una de las opciones más interesantes en APS-C por su equilibrio entre tamaño, precio y prestaciones. Esta cuarta edición llega con lo bueno de los modelos anteriores, que tantos adeptos han logrado, más importantes aportaciones. A destacar, el estabilizador en el cuerpo, la pantalla completamente abatible y una mayor autonomía. Demandas que los usuarios reclamaban desde hace tiempo.
A cambio, el precio de salida –1.800 €– sube ligeramente con respecto a sus modelos predecesores que aparecieron en el mercado costando en torno a los 1.500 €. Puede parecer una subida excesiva si tenemos en cuenta que los diferentes fabricantes están abaratando los precios de las cámaras sin espejo con sensor 24×36 mm de tal manera que la frontera por precio comienza a diluirse y pueden hacer dudar a más de un comprador.

Sin embargo, las aportaciones del modelo parecen justificar el precio. Al fin y al cabo, quien no necesite estas novedades, siempre puede acudir a la X-T3 que continúa en venta y con un precio sensiblemente inferior.
Aunque plenamente capaz para el usuario al que va dirigido esta T4, el enfoque recibe, desde nuestro punto de vista, la peor nota. Ha mejorado con respecto a la versión anterior, pero aún no alcanza el nivel de sus competidores y todavía le queda algo de trabajo si quiere convertirse en una cámara de referencia para deporte.
El obturador y la velocidad de ráfaga han mejorado mucho, convirtiéndose en una de las cámaras más rápidas de su categoría. Lástima que la capacidad del búfer limite estas posibilidades.
Considerando todo lo comentado no podemos olvidar sus interesantes opciones videográficas, un apartado que en esta familia adquiere un gran peso. Tal y como comentábamos en la sección dedicada, la Fujifilm X-T4 es uno de los modelos APS-C más completos para usos mixtos del mercado. Posición que ya obtuvo su predecesora y que ahora mantiene con orgullo esta nueva revisión con la incorporación de un sistema de estabilización excelente en vídeo y una pantalla abatible, más adecuada para este contexto.
En conclusión, los detalles “a mejorar” que reseñamos en estas conclusiones no deben quitar valor a una de las cámaras más atractivas de la temporada que convencerá a su público y atraerá muchos usuarios que necesitan un uso mixto foto-video.
2 Responses
La Sony a6600 si tiene estabilizador.
Hola Félix. Efectivamente, la Sony a6600 tiene estabilizador. Ya hemos corregido el texto. Gracias por recordarlo.