Bajo el compromiso adquirido con nuestra audiencia y siguiendo la transformación paulatina de nuestra parrilla editorial, os ofrecemos la primera prueba realizada bajo este estado de confinamiento. Probamos, de manera extensa, el quinto modelo de la familia más exitosa de la marca, la Fujifilm X100V.
Esto días de convivencia intensiva con el último modelo de la serie X100 dan para mucho análisis. Por ello hemos separado el contenido en dos artículos: la presente entrada, dedicada al diseño, manejo y muestras, y una segunda parte –que publicaremos la semana que viene– dedicada en exclusiva al ámbito técnico, comparando el rendimiento óptico y señal/ruido del captor de esta Fujifilm X100V respecto al modelo anterior X100F.
Diseño y manejo
Si algo funciona no lo cambies. Bajo esta premisa se podrían entender los diferentes cambios de diseño realizados entre los modelos de la familia X100.

Siguiendo esta política el quinto modelo de la saga, Fujifilm X100V, depura sus líneas para ofrecer un aspecto cada vez más cercano a la estética Leica, minimizando la presencia de botonería.

La parte trasera hace gala de esa sobriedad eliminando la tradicional cruceta de Menú y reubicando el botón [Q] –acrónimo de Quick Menu–, ahora más pequeño y relegado al extremo superior derecho, una posición que compromete en nuestra opinión su funcionalidad.

La esperada pantalla orientable en dos ejes –primicia en esta serie– viene de de la mano de sus potenciadas capacidades videográficas. Tanto su tamaño de 3″ como su resolución de 1,6 millones de puntos la hacen especialmente útil para la grabación de vídeo y las tomas fotográficas en ángulos poco convencionales. La pantalla además es táctil, otra novedad con respecto a los modelos anteriores.

Los nuevos materiales escogidos son acordes a su gama y segmento de precio. El aluminio está presente en la toda la parte superior del cuerpo y la integración con el cuerpo inferior de símil de piel es perfecta, dando un aspecto de una sola pieza. Siguiendo esta pauta, el flash incorporado se hace más estrecho en aras de aumentar esta solución de continuidad. En general, creemos que los cambios de diseño aplicados son muy acertados, puliendo el concepto de cámara clásica y portable que hizo famosa a la X100 original, hace ya diez años.

Además de estético, este nuevo rediseño cuenta con una gran ventaja para el terreno de fotografía de calle: estamos ante la primera X100 sellada. No obstante, tenemos que tener en cuenta que, dado a los movimientos de la óptica y en aras de no aumentar el volumen de la cámara de serie, si queremos una protección completa habría que implementar un adaptador adicional en forma de filtro en la óptica.

De idéntica manera, diseño y función se dan la mano en el nuevo visor híbrido, como ya constatamos durante nuestras primeras impresiones. El aumento de resolución de su parte electrónica (EVF) –3,7 millones de punto– y la tecnología OLED en vez de LCD, hacen que su uso sea aún más cómodo, con un brillo y contraste excepcional. La parte óptica (OVF) cuenta con una magnificación del 0,52x, ofreciendo una excelente cobertura de todo lo que pasa dentro y fuera del encuadre, con una corrección en tiempo real del paralaje moviendo la proyección del marco digital de toma al enfocar.

Esta corrección de paralaje existe desde la primer modelo de la familia X100; la diferencia es que ahora al contar el visor con mayor espacio las proyecciones de los marcos de cobertura tienen más margen y resulta mucho más cómodo de usar.

El cambio de óptica tiene un lugar tan destacado en esta X100V que hemos preferido dedicarle la atención que se merece analizando su rendimiento comparativo respecto a la X100F. Esta publicación, continuación natural de este artículo, se publicará a finales de la semana que viene.

Bajo su ficha técnica y esquema óptico este cambio radica en el uso de una lente aesférica adicional manteniendo la misma distancia focal y apertura. Nos encontramos por lo tanto con un total de dos elementos aesféricos siguiendo la fórmula de ocho elementos dispuestos en seis grupos. El diseño retrofoco hace factible las dimensiones finales de esta óptica, que se entierra dentro del cuerpo de la cámara casi en su totalidad, asomando solo una pequeña parte, dando el aspecto externo de óptica pancake.
El filtro ND interno físico –ubicado junto al iris entre el primer y segundo grupo de lentes– mejora su capacidad de flitraje hasta llegar a los 4 pasos de bloqueo, uno más que la X100F y todos los modelos pretéritos.
Rendimiento y muestras
Como es pertinente en estos momentos, todas las muestras publicadas se han realizado siguiendo las normas y restricciones de seguridad marcadas por las autoridades en cada etapa. Algunas imágenes callejeras pertenecen a la semana anterior al confinamiento, el resto se ha realizado bajo los limitados escenarios disponibles: el balcón, la terraza, detalles sueltos de casa o en compañía de Trufa en sus breves salidas por la manzana de nuestro domicilio, elegida mascota oficial de Albedo desde este mismo instante.

Bajo este particular contexto hemos tardado algo más de lo normal en recopilar una selección de imágenes útiles, siendo algunas un tanto recurrentes en temática, por lo que os pedimos disculpas de antemano. Nos hubiera gustado aprovechar nuestro carnet de prensa para retratar un Madrid desierto y deshabitado, pero nos pareció algo innecesario para este análisis, incluso un poco frívolo e irresponsable por nuestra parte.
La evolución de la serie X100 en estos diez años ha ido en paralelo a las exigencias del mercado y el propio avance de la tecnología fotográfica. Esta evolución no tiene que ser ni absoluta ni simétrica, como pudiera pensarse, más bien está plagada de decisiones razonadas en términos de equilibrio.
Gracias a nuestra profesión, hemos podido probar extensamente todos los modelos de la familia X100, desde la original Finepix X100 –posteriormente desaparecería la nomenclatura común al terreno de compactas para darle a la serie X la entidad correspondiente a su gama– presentada por sorpresa en la Photokina de 2010, hasta su cuatro evoluciones sucesivas: X100S, X100T, X100F y, ahora, el último modelo X100V.
Por ser la primera, las más valiente y original, la X100 “a secas” será siempre nuestra favorita. Una cámara innovadora en su momento, preciosa como objeto de deseo fotográfico y muy capaz en términos de uso y calidad de imagen bajo un precio de mercado razonable. Paradójicamente, esta rara avis –que ni la compañía sabían si iba a triunfar comercialmente– fue la punta de lanza de la Serie X, el estandarte de calidad de Fujifilm y el retorno de la marca al panorama fotográfico profesional.
Su óptica de origen –Fujinon Aspherical Super EBC 23 mm f/2–cumplía a la perfección con el sensor de APS-C de 12 Mpx de la primera X100, proyectando una calidad centro-esquina bien equilibrada. Es cierto, que a máxima apertura –f/2–, bajaba el contraste general, ligeramente la resolución en el centro y de manera más notoria en las esquinas, pero el conjunto, el binomio óptica-sensor, hacían un excelente trabajo. No olvidemos que estábamos ante un equipo muy compacto, con una óptica angular, equivalente a un 35 mm en paso universal, con un rango de sensibilidad nativo de ISO 200-6400: el reto en 2010 no era nada sencillo de resolver.
Las siguientes versiones consolidaron importantes avances en el procesador y sensor. La velocidad y precisión del AF –una de las áreas con mayor margen de mejora en la X100 original– se vio ampliamente potenciado gracias a la incorporación de píxeles de detección de fase –PDAF–, así como su relación de resolución y ruido electrónico, que ya era positiva, puliendo al máximo el esquema.
No todo fueron buenas noticias, en nuestra opinión; por el camino hacia una cámara más rápida se perdió una porción de latitud en las zonas de sombra, seguramente por la intromisión en cada nuevo modelo de más píxeles de detección de fase, elementos que si bien son fundamentales para incrementar la velocidad de autofoco, no sirven para generar imagen y por lo tanto forman parte de un grueso de píxeles “ciegos” que luego se tendrán que interpolar a través de la información de sus vecinos, con la consiguiente pérdida de calidad.
Las tendencias comerciales tampoco acompañaron. Las emulaciones fílmicas que Fujifilm incorpora y aumenta por cada modelo presentando, en ocasiones en paralelo a una nueva subida de precio o cancelación de suministro del referente de película emulado, se podrían haber implementado sin abandonar la impecable calidad que ofrecían los JPEG directos de cámara de la X100 original. Todos los modelos posteriores –sin excepción– han ido añadiendo nuevas ‘películas’ a este amplio elenco de emulaciones fílmicas en territorio digital –Classic Chrome, Pro Neg, Acros, Eterna, etc.– sin conseguir recuperar la elegancia, limpieza y latitud de los JPEG directos del primer modelo, sobre todo en las tomas blanco y negro.
En este desarrollo temporal aterriza la X100V en 2020, con el procesador y un captor X-Trans de 26 Mpx heredado de la X-T3 y por lo tanto más píxeles de detección de fase dedicados a optimizar el AF que el modelo anterior –X100F– y en esta ocasión un rango de sensibilidades nativo ampliado, arrancando en ISO 160 hasta los ISO 12.800. Los valores ampliados no los tenemos en cuenta al no otorgar mejoras de calidad evidentes, siendo más fórmulas de marketing que efectivos.
El cambio de óptica era impositivo a sabiendas que se había alcanzado ya el límite óptico razonable: allí donde aumentar la resolución no tendría sentido si la óptica no acompañaba, más bien lo contrario. Un captor de factura más moderna, con más millones de píxeles y mejor relación de señal/ruido evidencia todas las trazas ópticas que no estén a la altura: astigmatismo, ausencia de nitidez, aberración cromática, viñeteo y caídas de contraste. Por eso es tan importante el perfecto equilibrio entre óptica, sensor y procesador.
Bajo lo que nos dicen estas muestras, podemos confirmar una calidad de imagen más homogénea del centro a la esquina, sobre todo, como era de esperar en los valores de diafragma más abiertos hasta f/5,6, que parece ser el punto de máximo rendimiento en este nuevo equipo.
Para poder confirmar esta intuición que hemos percibido desde la práctica, nada mejor que recurrir a las pruebas técnicas comparativas –en las que estamos inmersos hace días–, en próximas entregas podremos corroborar con datos objetivos esta primera valoración.
Respecto a la relación señal/ruido, y a la espera de la consiguiente prueba técnica, las muestras a alta sensibilidad han otorgado buena nitidez, poco ruido en crominancia y una muy ligera trama de ruido en luminancia. El tope lógico de uso, si la situación a fotografiar no es muy drástica a nivel de luz, rondaría los 3.200 ISO.
Esta orientación siempre dependerá de la naturaleza de cada encargo, la edición y el formato final en el que se representará la imagen. Recordemos que pese a toda la literatura técnica –de la cual somos juez y parte– una trama de ruido electrónico moderada apenas se distingue en una impresión de gran formato debido a la densidad de píxeles y a la distancia de visualización. En síntesis y siendo pragmáticos: las muestras realizadas con esta X100V han resuelto sin problemas el apartado de señal/ruido ruido electrónico, otorgando imágenes nítidas y limpias, sin grandes compresiones cromáticas, la base perfecta para optimizar los archivos en posteriores procesos de edición.
Nos ha gustado mucho el incremento de velocidad general de todo el sistema, no solo en AF, pues la cámara reacciona veloz en todos los parámetros esenciales: arranque de cero, enfoque, procesado de archivos, ráfagas, etc. Una herencia de sus hermanas mayores con óptica intercambiable que establece una lógica común en toda la familia de la serie X. Como ocurre en otras marcas, todo aquello que funciona en las familias más altas se escala y adapta en el resto, compartiendo menús, opciones y nuevas funcionalidades, más aún cuando el hardware es compartido, como parece ser el caso.
La experiencia de uso es excelente, como ya lo era en todos los modelos anteriores. Las mejoras en el visor y la incorporación de una pantalla basculante hacen más cómodo el proceso de toma.
Igualmente, siguiendo este repaso por el diseño, manejo y muestras, el bokeh nos ha parecido aún más suave y transicional. No parece, a priori, que esta mejora tenga que ver directamente con el esquema de palas en el diafragma o su forma, dado que parecen compartir idénticos recursos que en modelos anteriores; apuntaríamos más hacia la incidencia en calidad de esta nueva lente aesférica que hace que las zonas más desenfocadas, sobre todo en los bordes y esquinas del fotograma y a plena apertura o valores cercanos, muestren menos astigmatismo, algo que esclarecerá de manera definitiva las pruebas técnicas en las que ahora estamos inmersos.
Cosido a este punto, el filtro ND interno sigue siendo una gran baza en esta X100V, ahora con la ventaja de cubrir un paso más, llegando a bloquear cuatro pasos de diafragma sin tener que recurrir a elementos externos de filtraje.
Primera X100 videográfica
La quinta versión de la familia X100 hereda por primera vez parte de las funciones de vídeo de la familia X-T, incorporando además de sus prestaciones interna una cómoda pantalla trasera abatible, perfecta para el flujo de trabajo con vídeo.
En la limitada situación de confinamiento actual probamos el modo de captura 4K a 200 Mbps en F-Log, la curva logarítmica de Fujifilm y realizamos un ajuste básico de etalonaje bajo el LUT Eterna, simulación fílmica también presente en cámara.
La calidad obtenida nos ha parecido muy elevada, perfecta para trabajar dentro del ecosistema de varios equipos Fujifilm ahora que comparte las mismas capacidades de edición de la familia X-T, con la X-T3 aún vigente y la X-T4 marcando la pauta de sus equipos híbridos para foto y vídeo.
La posibilidad de realizar secuencias en este flujo de trabajo, usando la captura en modo de curva logarítmica y posterior edición bajo diferentes LUTs preconfigurados o ajustes de colorimetría personalizados, abre las puertas de esta X100V a un terreno que hasta el momento tenía vetado. Un avance lógico para este equipo, que sigue poniendo foco en las funciones fotográficas pero que no olvida los requerimientos múltiples de vídeo/foto que imperan en la actualidad.
Conclusiones
En conclusión y a la espera de analizar los resultados de las pruebas técnicas que estamos elaborando, la sensación de mejora general de esta X100V es evidente respecto a sus modelos anteriores. En los matices que vayamos revelando en próximas semanas encontraremos todos los detalles que configuran el equilibrio de prestaciones actual: mayor velocidad general, mejor AF, ergonomía y manejo optimizado, funciones de vídeo avanzadas, calidad de imagen más homogénea.

Llegados a este punto y bajo la coyuntura actual, el apartado económico adquiere aún mayor importancia. Con un importe de 1.500 €, un precio más elevado que las anteriores X100 en su momento de salida al mercado, el encaje comercial puede ser complejo. No hablamos de si la cámara es mejor o peor técnicamente que otras, incluso más allá de su propio esquema donde es la reina por tener casi la exclusividad de concepto en precios “normales”. Reflexionamos sobre cómo caerá este interesante y capaz modelo dentro de la elevada competencia de precios, igualmente dentro y fuera de su propia compañía y en el marco general de una recesión económica que se prevé inminente.
Seguramente aún es pronto para saberlo, y no tiene demasiado hacer previsiones al respecto pero no podemos evitar pensar sobre estas cuestiones. Es probable que a rebufo de la novedad muchos usuarios prefieran invertir de momento una suma menos cuantiosa en alguno de los modelos anteriores, que gozarán quizás de alguna promoción o simplemente esperen a ver cómo se desarrollan los acontecimientos.